¡¡Salud, feliz Navidad¡¡


Cada año, por estas fechas, la gente parece tocada por la gracia de Dios, como aquel general, que después nos hacía la pascua y la puñeta con la crudeza del peor de los inviernos históricos de España,y quien más y quien menos, desea a los demás felicidades, felices fiestas, feliz año nuevo, prosperidad y bienestar y otras muchas letanías de índole semejante,que, en la mayoría de los casos, no son más que meras maneras de hacer el caldo gordo a los grandes mercados, que se hinchan a ganar con estas fiestas, dorando las píldoras de los tiempos y haciéndonos imaginar que todos somos elegidos de los cielos para hacer caridad, para ser más buenos, más condescendientes con los demás y, en suma, solidarios con el prójimo... pero,¡ ya, ya¡
Predicar no es dar trigo. No obstante, que nadie crea que usamos alabardas para andar por la vida.Ni mucho menos. Eso lo usan otros. De modo que, aceptando eso de tan buenos deseos expresados por los demás, permitan que, en lo que conozco, mientras disfrutan de tantas y tan abundantes bienaventuranzas, tanto feliz año nuevo y tantas dulces palabras y venturas tantas, nosotros, más humildes y pobres, les deseemos lisa y llanamente ¡Salud¡ Porque, con salud, el pobre logra que otras carencias le sean más llevaderas.
Así, pues, este es nuestro deseo para todo y todos: ¡ Salud, feliz Navidad ¡O bien: ¡Feliz navidad, salud¡, que lo demás, aunque sea con un plato de sopas, todo se arregla.--AS

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