DEL POETA ALFONSO CAMIN

Porque no nos duelen prendas, mientras que en Asturias, nuestras tierra, sólo parece haber voz y eco para el poeta Ángel González, recientemente muerto y que, habiendo sido amigo de Antonio Gamoneda, otro poeta, ambos, por lo que fuera, parece que se han distanciado, nosotros seguimos defendiendo la obra, verso a verso, de Alfonso Camín. Y no nos valen expresiones ni exposiciones de críticos que digan --y dicen-- que el verso hoy va por otros derroteros a los que llevó Camín.Lo único que entendemos es que el verso es grande y plausible cuando es serio y rotundo, bien confeccionado; sin cojeras armónicas ni relleno de palabras vacías --aunque sean hermosas--ni aclaraciones previas de lo que el poeta quiere decir. Si quiere decir algo que lo diga y que se deje de dar vueltas al verso, el cual, el lector, más de cuatro veces no entiende.
Y porque el verso caminiano es sonoro como oro de buena ley y es verso del mejor cuño, insertamos de nuestro poeta asturiano, precursor de la poesía Afrocubana, CIELO NUBLADO. Y que cada cual siga lo que quiera: la rectitud del buen verso o la composición intrincada,que aunque llamen verso no es más que prosa sin inspiración rimada, en la mayoría de los casos.

CIELO NUBLADO

En Nueva York el cielo encapotado,
encapotado el mar en Terranova;
en Canadá,donde el salmón desova,
cauce arriba, el río alborotado.

En México, hoy también cielo cerrado,
puede barrerse el gris con una escoba,
y la mujer de bronce y de caoba
se pierde entre el rebozo del nublado.

Buen amigo del sol y del velero,
no gusto de la luz que se destierra
y no combate con las sombras. Pero

las brumas para mí no son extrañas.
Yo también he nacido en una tierra
con las nubes pastando en las montañas.

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