La Asturias perdida

El novelista Armando Palacio Valdés, nacido en Entralgo, a tiro de piedra de mi casa, ha escrito muchas obras de fama universal. Sin embargo, tiene una que, a nuestro juicio, es la más entrañable de todas: "La aldea perdida". Como del novelista se viene escribiendo actualmente tanto, no vamos a decir más de él ni de sus libros ;vamos a referir que, de nuestro libro "Bailando al son que tocan" vamos a insertar aquí el poema que titulamos "La Asturias perdida", remedo de "La aldea perdida", que, nos apresuramos a aclarar, nada tiene que ver una cosa con la otra.
La Asturias perdida.
De la Asturias de ayer, en su camino
ya no canta,al pasar, el carretero,

ni canta hacia el molino el molinero,
ni trina en el bardal el estornino.

Ya no van a la fuente ni al molino
las mozas,como ayer, ni va el romero
al son del tamboril, por el sendero;
ni canta,al cabruñar, el campesino.

Ya no huele, segada, la pradera
a todos los aromas, ni las fuentes
son hoy lugar de citas y de espera...

Ya no canta el zorzal en las pendientes,
ni huelen como ayer a sementera
los predios, los caminos, las simientes...

La Asturias de las tradiciones ha muerto, ha muerto el bable, aunque intenten revivirlo a fuerza de agregarle familias mixtas; ha muerto la leyenda oral, que se contaba en los llares aldeanos; ha muerto la vida rural, alacena de leyendas y tradiciones y, por morir, están muertas las aldeas, en las que el fuego sagrado de la Asturias ancestral sostenía sus mitos, costumbres y tradiciones.
Si,en verso o prosa, cabe referir a un poeta grande como cantor e fiel interprete de la Asturias secular, ese fue Alfonso Camín.Todo lo que venga detrás no es si no una rama enfermiza del árbol mítico de Asturias.

Al alba,ya no cantan los zagales,
guiando los rebaños a las brañas;

ni se oyen de esfoyaza -o a castañas,
leyendas y romances ancestrales .

Ya el mirlo se alejó de los mimbrales,
y la fuente, que ve gentes extrañas,
se aleja silenciosa...Oye patrañas,
que son el deshonor de sus caudales.

Se apagaron los sones redentores
que fueron, con la gaita, la alegría
de danzas, de canciones, de tambores...

¡Asturias ahora mismo está más fría.

Ha perdido raigambre en sus alcores
y en su sangre de ayer de rebeldía...

La Asturias, añorada y perdida, ya no volverá.Murieron sus molinos harineros, murieron las tonadas en los caminos y en las romerías; murieron las noches de cortejo y canción de monte a monte; en las espichas, ya no se canta; de los llares ya no queda nada; las leyendas y los cuentos dejaron ya de ser vitales; ni cantan los carros ni en los prados hay varales de hierba, ni se madruga a la siega, ni en las aldeas se vive...La Asturias ancestral, en lo que sabemos, ha dejado de existir. Y, encima, de la ciudad, a fuerza de pagar a precio de oro el propósito, se elevan voces que piden la oficialidad del bable, cuando ya esta forma de manifestarse los naturales, ya ha muchos años que se nos fue de las manos.
De todos modos, nos resistimos a rezar por Asturias ningún responso. AS

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