EL DEPLORABLE COMERCIO DEL FUTBOL

Ustedes dirán lo que quieran, pero uno, si no lo puede decir, por lo menos le queda la opción de pensar que el cuento ( inventado por los ingleses) del fútbol es un sarcasmo. Una burla, una estafa, una locura...actualmente.

Ya lo sé, hombre, ya lo sé, España ganó el campeonato llamado Eurocopa 2008. Pues muy bien; yo también admiré y aplaudí el triunfo español. También me congratula que España gane. También me identifico, sin desmadrarme, con lo que, deportivamente, gane España. Que gana en muchas disciplinas: fútbol, ciclismo, tenis, gimnasia rítmica y otras actividades, lo cual me complace.

Pero ¿es para sentirse complacido, orgulloso, digno y defensor de tanta especulación como se ve y se padece en España con la compraventa de futbolistas, por ejemplo?

Ustedes dirán lo que quieran, pero uno piensa por sí y no creo que me vayan a hacer cambiar de idea. Voy al grano. ¿Cuántos jugadores extranjeros tenemos, pagados a precio de oro y con divisa extranjera, en los equipos españoles? Bien, usted lo sabe; menda lo ignora, pero calcula que muchos. ¿Y cuántos cientos de millones de pesetas se nos van de España? Dígala, ande. Y después, analice si cientos y cientos de millones que se nos van en pagos de jugadores extranjeros no son una sangría para las arcas del Estado.

No haga caso, hombre, si oye decir que el fichaje de éste o aquél jugador redunda en beneficio de y para su equipo... Para su equipo no lo sé; pero para España es un despilfarro, un negocio que no sé porque me da por pensar que oculta cosas más extrañas...
¿Cuanto enseñó y benefició en y al Madrid, por ejemplo --un nuevo ejemplo-- el tan elevado a los cielos el jugador inglés Béckan y su artista esposa, a los que les adoraba todo bicho viviente, les envolvieron en oro y los cubrían de gloria continua, mientras la prensa (¡ay, que no me atrevo a definirla...!) les seguían y les glorificaban incesantemente como a dioses?
Y como a ese jugador, a los demás.
Y así, mientras tanto, en el cambalache del negocio, el trae y lleva de las cosas subrepticias, obscuras y subterráneas del fútbol actual, nos quedamos en Valencia, donde , por lo que leemos, en esto del fútbol hay para dar y tomar.Y así, el que fue amiguisimo de Aznar, de apellido Villalonga, puesto en su día a dedo al frente de Telefónica para ganar cuantiosas sumas de dinero de la noche a la mañana, resulta que , para salvar al Valencia de no sé qué crisis, se presenta como salvador, ya para ser accionista mayor, ya para comprar la sociedad, ya para lo que fuese...Pero resulta que --averígüenlo ustedes--al cabo de no más de quinces días, parece que tuvo que dejar su propósito salvador ante el empuje del accionista mayoritario Juan Soler, que no aceptó lo que pretendía hacer el apellidado Villalonga, y que era la compra, al parecer, total del equipo.
¿Resultado...? ¿Y usted me lo pregunta? El resultado lo dieron los periódicos de toda España: Juan Villalonga, que debe saber de sobra por dónde anda, sale de la entidad deportiva, endeudada como España, llevándose de indemnización o compensación o por otros daños originados a su nombre y a su riesgo, la nada despreciable cantidad de DIEZ MILLONES DE EUROS...
¡Viva la Pepa, coño! ¡España es así, señora! ¡Y a callar la boca!
Y hay crisis. Pero ¿para quién es la crisis? ¿Para gentes así y jugadores de estos equipos --o/ y para cualquier trabajador de la mina, del campo, de la fabrica, de la construcción, incluso pensionistas, que no se libran de declarar sus ahorros, si es que los tienen, so pena de que Hacienda les ponga a caldo --más todavía--, mientras quienes se llevan cientos de millones de pesetas para sus paraísos fiscales o sus países de origen, ganándolos sin saber cómo, se ven libres y exentos de persecuciones y agobios y así, hasta el infinito...?
Ustedes dirán lo que quieran, pero a mí este cuento del fútbol me horroriza. ¿Y el Gobierno,qué dice? ¿Puede nuestro país permitirse semejante despilfarro de dinero, llevado a otras partes sin compensación práctica ninguna para España...?
Y luego, los voceros deportivos, cuando un jugador marca un gol están hasta la extenuación repitiendo: ¡Gooooooooooooooooooooool, gol, gol...
Nota: advierto que suprimí un párrafo aquí, en esta línea, en el cual mandaba a no sé qué sitio a mucha gente del camelo futbolero.AS


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