BICICLETAS MULTADAS

Hay mucha historia en torno a la bicicleta, en otro tiempo llamada velocípedo y mucha peliculería como "las bicicletas son para el domingo", y,como es sabido, mucho esfuerzo deportivo y muchas otras cosas donde la bicicleta es el punto de referencia principal. No vamos a hablarles de ciclismo, que sería casi normal, ni vamos a referirles tampoco nada que trate de las ahora llamas bicicletas estáticas, porque, para quedar estáticas¿para qué se quieren bicicletas? Vamos a señalar que, sin que recordamos dónde, llegó a nuestra cabeza una mención que nos retrotrajo a tiempos más de medio siglo atrás. Podía ser el título de este blog, no obstante que hemos puesto el de bicicletas multadas. El otro, el que bullía en nuestro magin, era "Otermín y las bicicletas".
Bicicleta que servía para ir al trabajo y
para celebrar actos festivos,en 1955
¿Que quién era Otermín? Aquí en Asturias fue gobernador civil desde 1950 al 57 del pasado siglo, donde el franquismo no fue precisamente tan digno de ir bajo palio como la Iglesia sí lo ha llevado; su nombre era Francisco Ladadie Otermín, cántabro de origen y procedente --eso consta-- de las filas falangistas para ocupar el cargo de gobernador civil de la provincia. Vestía siempre con traje de chaqueta de traspasar, característica muy frecuente en él. Era elegante y, sin ser adusto, era serio. Fuese lo que fuese, no fue mal paisano, según hemos sentido decir más de cuatro veces.Fue menos simpático y menos grato y menos valorado quien la sustituyó en el cargo, Marcos Peña Royo. No obstante, este no es el caso.
Por los años aquellos del principio del 5o, las cuencas mineras sólo eran ricas produciendo carbón.Y puesto que los mineros vivían muy alejados de los puestos de trabajo, para recorrer tan considerables distancias, echaban varias horas. Esta es una historia sin contar todavía. Lo cierto es que, por malas carreteras, llenas de baches, sin iluminar, los mineros fueron poco a poco comprando cada cual su bicicleta --tras aprender a viajar en ella-- para desplazarse al trabajo. eran bicicletas simples, sin portabultos, sin dinamos y, aveces, hasta sin guardabarros...

biBicicletas y romerías, sin dinamo
que de noche no podrían circular
Cientos de mineros, de día y de noche, en fila, en pelotones o aisladamente, iban desplazándose de la casa al pozo y del pozo a la casa, rodando como fantasmas entre la niebla y la oscuridad de la noche. Y de la noche a la mañana, comenzó la Guardia Civil a actuar, no pararon de echar multas a cada minero que viesen, de día o de noche, sin dinamo en la bicicleta.(Por si usted se pregunta cuánto podía costar una dinamo de bicicleta para andar sin ella, le diré que poco, muy poco, pero aunque ahora le parezca poco el que se pagasen las bicicletas a plazos y a razón de 25 pesetas al mes, aquello no estaba al alcance de todos. Así que juzgue cómo estaban los tiempos aquellos...) Lo cierto es que todos los mineros estaban multados una o varias veces.Y lo cierto también es que al Gobierno Civil de Asturias llegaban remesadas de multas procedentes de las cuencas mineras, firmas por celosas parejas de la benemérita. Y aquello --menos mal-- llegó a conocimiento de Labadie Otermín, que se extrañó de tan abundante número de sanciones. ¿A quién, por qué, que habían hecho, quién eran los sancionados...? --¿¡Mineros!? Pero ¿qué hicieron? ¿Que no llevan luz?... ¡¡Anúlense inmediatamente todas esas multas!! Y no impongan otras de índole semejante, que España no está para pagar sanciones.

Si fue así o no, lo cierto es que el gobernador aquel anuló de un plumazo todas las multas que la Guardia Civil impuso a los mineros por aquellos años de penitencias y ojeriza a los trabajadores del subsuelo, entre los que ya nos encontrábamos nosotros.

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